bailadores estado merida 

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Bailadores es un hermoso pueblo de montaña ubicado en el municipio Rivas Dávila del cual es su capital y se encuentra a 90Km de la capital de Mérida, Mérida.


Por sus bellezas escénicas, sus Paramos, sus Ríos espumosos y Caídas de Agua, los colores policromáticos de los cultivos y su gente amable, trabajadora y cordial convierte esta zona en una excelente alternativa dentro del turismo agrícola o turismo rural.


Su nombre se debe a los movimientos que realizaban los indígenas del sector, durante los combates que libraban contra los conquistadores, los cuales simulaban un baile

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El pueblo cuenta con una hermosa arquitectura, una bella plaza y unos parajes espectaculares. Rodeado por unos atractivos naturales que bien valen el viaje cuando uno se encuentra en Mérida, sus hermosos frios rios las bellas montañas sus flores y fresas hacen del lugar una gama de hermosos tonos y colores.

Aunque región ya era un centro de cultura indoamericana, pero se sabe muy poco del período anterior, con la excepción del hecho que la población era parte de la cultura andina general, Timoto-Cuica.

La belleza de su arquitectura colonial combina de una manera única con los hermosos paisajes de los cultivos de flores, fresas, hortalizas y verduras, a esto le sumamos su fresco clima que la convierte después de Mérida en la ciudad que mayor cantidad de facilidades ofrece al turista. Hoteles, posadas, restaurantes, talleres y venta de artesanía, tejidos de lana, repujados en cuero, tallas de madera y alquiler de caballos

 .Dentro de los atractivos de la zona está el parque Carú, en el cual se puede pasar un rato ameno en contacto con la naturaleza, siendo su atractivo principal su imponente cascada en torno a la cual se erigió una hermosa leyenda indígena plasmada por la pluma de Antonio Pérez-Esclarin


Historia La India Carú

Aquella mañana, los corazones de los indios bailadores saltaban de alegría. La princesa Carú, la hija del cacique Toquisai, iba a casarse con el hijo del cacique de los mocotíes, un joven muy apuesto y valiente guerrero. Ya se acercaba la hora anhelaba. El banquete ya estaba listo y el alma de Carú palpitaba de nervios y canciones.

De pronto, los centinelas que goteaban el horizonte desde los picahos más altos, anunciaron alarma y peligro. Venían unos seres extraños que avanzaban quebrando los soles con sus pechos de hierro y montados en unas bestias enormes.

Los indios Bailadores se prepararon para el combate. Juan Rodríguez Suárez también alistó a sus hombres
Fuego, hierro y caballos abrieron un torrente de sangre en el valor de los Bailadores que sólo contaban con sus macanas y flechas.

El monte se fue llenando de cadáveres.

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