#historia Es teatro barroco sobre un escenario (en realidad varios) minuciosamente compuestos por un Velázquez extraterrestre que nos quiere contar la fábula de Aracne desde otra perspectiva más intelectual e ingeniosa, al modo de los grandes cerebros del Siglo de Oro español.

Aracne, según Ovidio, era una joven que tejía tan bien que presumía de ello continuamente e incluso andaba diciendo por ahí que lo hacía mejor que la diosa Atenea. Harta de tanta chulería, Atenea se disfrazó de vieja y la retó a un concurso para hacer el mejor tapiz y a la presumida Aracne no se le ocurrió mejor tema que representar las infidelidades de los dioses. Atenea, ofendida, se quitó el disfraz y decidió zanjar el asunto convirtiéndola en una araña. Es por ello que las arañas tejen tan bien.

Velázquez aprovecha esta historia para hacer una reflexión sobre la creación y representa el taller de Aracne con la joven artista tejiendo con maestría (de espaldas a la derecha) y la diosa disfrazada de vieja a la izquierda. Sabemos que es ella por la pierna de adolescente que nos muestra.

Las hilanderas