Hace unos años atrás trabaje en una funeraria donde prestábamos el servicio de cortejos fúnebres y cremación, yo maneja la camioneta y en el tiempo que estuve me tocó llevar todo tipo de difuntos desde niños, jóvenes, adultos y ancianos, lo que para mí ya era como cualquier trabajo, al principio si me dolía el sufrimiento ajeno de los que perdían a sus familiares, debo confesarlo que alguna vez no pode soportarlo.


Un día nos contrataron para prestar el servicio de cremación a un señor de 60 años de edad, era un campesino, ya después de la misa de cuerpo presente al momento de retirarlo de la iglesia noté que había muchas fricciones entre los familiares, escuché decir cosas como, “esa no era su voluntad”, “así no quería él”, “no deberías” cosas así, hasta una riña entre dos mujeres donde las tuvieron que separar, el ambiente más que de tristeza era áspero.


Lo subimos a la camioneta y partimos al panteón, a mitad del camino se nos ponchó una llanta, para cambiarla no traíamos la herramienta que supuestamente se encontraba en la camioneta, tuve que ir por un vulcanizador que está en la avenida, él batalló como nunca para quitar la rueda, se cambió casi todo y hasta fue por otros tornillos y asi se perdieron como 2 horas de tiempo.


Hasta nos llamó el jefe, le informamos lo de la rueda, ya arreglada partimos con rumbo al crematorio, en el camino la radio se empezaba a prender y apagar sola, tenía largo tiempo de uso por lo que le dije a mi compañero Mario que a lo mejor fueron los golpes que se dio por el problema de la llanta, lo raro es que se escuchaba con interferencia un "Noo, Nooo" y así, cuando entramos al panteón se apagó la luz, mi amigo Mario ya nervioso decía "rayos que pasa con este señor…" ya habíamos llegado al crematorio.


Al bajar de la camioneta no pude abrir las puertas traseras, me fijé en el seguro, pero no tenía, estaba libre. Me dije ya se trabo esta puerta, no quiere abrir, Mario y yo la estuvimos jalando, probé con la llave y nada, seguía sin poder abrirse, informamos a nuestro jefe y de la oficina nos mandaron un cerrajero que tardó más de una hora en llegar, ya eran las 11 pm y habíamos salido a las 7 pm de la iglesia.


Comenzó a trabajar la cerradura de la camioneta, tuvo que taladrar para romper la chapa y ya eran las 11:30 pm, por fin lo sacamos, adentro otra vez nos surgió un problema, la cerradura del ataúd para sacar al difunto se atoró tanto que tuvimos que volarla con un martillo, hasta que por fin lo sacamos y acomodamos donde seria incinerado, se lo dejamos al operador del horno quien también batalló para encender el horno.


Por fin comenzó el proceso de incinerado, de pronto se escuchó una fuerte explosión saliendo de la chimenea, una luz roja y azul, el velador del cementerio llego preguntando si había pasado algo malo, el operador dijo que todo está bien que pudo haber sido una acumulación de gas, nos invitó a retirarnos y a venir mañana por las cenizas.


Al día siguiente regresamos por las cenizas para llevarlas a la funeraria y entregarlas a los deudos y así fue. Vinieron a las 2 de la tarde por las cenizas, las personas que discutían un día antes todavía llevaban en sus rostros el descontento.


Al entregar la urna con las cenizas, la mujer que un día antes quiso golpear a la esposa del que nos contrató, se retiró de la funeraria y al cruzar la calle vi como la urna se le caía de las manos rompiéndose rápidamente y así espaciándose las cenizas para desaparecer rápidamente con un fuerte viento.

#historia 

No era su voluntad