Rhoda Derry

Nació en el año de 1834 en el condado de Adams del estado de Illinois, Estados Unidos, era hija de un granjero que contaba con una situación económica estable, durante sus años de adolescencia conoció a un joven granjero vecino del cual estuvo enamorada pero los padres del joven estaban en desacuerdo con la relación de Rhoda con su hijo, así que en un acto para prevenir que la pareja se casara la madre del joven amenazó a Rhoda con practicarle un ritual para que fuera poseída por un demonio si no se negaba a casarse con su hijo.


Rhoda quedó totalmente horrorizada por la amenaza y desde aquel momento empezó a actuar de manera extraña como si alguien o algo se hubiera apoderado de ella. Una noche, Rhoda se encontraba en su habitación acostada en compañía de su madre, cuando de pronto algo la hizo levantar comenzando a moverse de un lado a otro desesperadamente, fue ahí que Rhoda declaró que un ente maligno la estaba persiguiendo.


Sus padres se mostraban cada vez más desesperados, puesto que los ataques de locura y desesperación de su hija se volvían cada vez más frecuentes que no tuvieron más remedio que mandarla a un Centro Psiquiátrico en un pueblo cercano (en el cual permaneció por 40 años). Ahí fue víctima de pasar días bajo las peores condiciones inhumanas después de ser abandonada por sus padres, vivió gran parte de su vida en una cesta llena de paja que tiempo después fue cambiada por una caja de madera con aberturas a los lados para que los desperdicios salieran donde gran cantidad de roedores aprovechaban para crear sus nidos y criar a sus familias en los desperdicios de Rhoda. El actuar de Rhoda empeoraba con el pasar de los días a tal grado que en una noche rasguñó tanto sus ojos que terminó por perder la vista, para una ocasión sus ataques de ira provocaron que ella se golpeara su rostro hasta desprender 2 de sus dientes frontales.


Rhoda perdió la capacidad del habla y sus músculos se encontraban tan atrofiados que era imposible que moviera sus piernas y caderas, por lo que en su intento por desplazarse solo podía hacerlo en cuclillas dando pequeños saltos, algo que inevitablemente era inquietante de ver. Para 1906 fue trasladada a un asilo en Bartonville, donde tras sufrir un severo ataque de epilepsia los cuidadores del lugar al verse imposibilitados para controlarla decidieron cortarle la garganta, haciéndolo pasar por un suicidio y nadie, absolutamente nadie, fue arrestado.

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