El 8 de febrero de 1945, Paraguay, bajo el liderazgo de Higinio Morínigo, declaró la guerra a Alemania y las fuerzas del Eje, una decisión que le permitió unirse a los aliados vencedores y firmar la Carta de las Naciones Unidas el 26 de junio de 1945. Esta acción posicionó a Paraguay en el nuevo orden internacional que surgió después de la Segunda Guerra Mundial.

Económicamente, Paraguay cortó todas las transacciones comerciales y financieras con los países del Eje. Políticamente, rompió relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón, demandando la salida de sus plenipotenciarios del territorio paraguayo.

Los ciudadanos de los países del Eje residentes en Paraguay vieron restringidos algunos de sus derechos, como los de reunión, asociación y expresión de pensamientos patrióticos. Además, no podían entrar o salir del país sin autorización y no podían portar armas o equipos propagandísticos. El gobierno intervino en organizaciones controladas por estos países, colocando a representantes estatales en los lugares de decisión, cuyos salarios debían ser pagados por las propias organizaciones.

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