#yoorsapril2021 

Las amé cuando estuvieron listas. Le agradecí a mi mamá porque cuando niña para mantenerme ocupada y que no estuviese intranquila en los ratos de ocio me llevaba con ella a sus talleres de manualidades. Antes eran un fastidio, hoy lo valoro y lo atesoro porque fue un regalo maravilloso de la mejor madre del mundo, la mía.

Cada puntada fue un aprendizaje constante porque las quería perfectas y con cada error o falla ellas me iban enseñando a cómo darles forma.

Las tres son iguales y distintas, únicas y maravillosas.
Juntas son la mejor muestra de la belleza de la mujer porque no importa el color de piel, el tipo de cabello, la forma del cuerpo, las cicatrices (ellas las tienen en cada puntada de su cuerpo por el hilo que las forma), lo que realmente importa es lo que muestran, lo que transmiten.

Mi mamá no sabía hace años atrás -no diré cuántos pero pasan los 30- no sabía del concepto de Sororidad ni de Empoderamiento, pero eran lo que hacían ella y sus amigas y lo que me transmitió para que yo ahora lo haga con mi hija.

A ella no la puedo sacar a talleres porque la pandemia nos encerró, así que el taller está en casa y ahora hacemos dulces y muñecas.

Ella está feliz porque tiene "muchas muñecas que hizo mamá y son las más  especiales", yo lo estoy porque serán tres generaciones a las que unirá el espíritu de crear y de creer en que los sueños se construyen con un constante ensayo y error.